Somos

«Seamos buenos con la bondad del Señor, y no temáis nunca que nuestras obras se pierdan.»
Don Orione

Una familia religiosa

Los Orionistas somos una gran familia religiosa esparcida por el mundo que sigue el legado de nuestro fundador, Luis Orione. Respondemos a las necesidades de los últimos en todo y todos. Esto lo llevamos a la práctica a través de acciones concretas, como ayudar en colegios, parroquias y obras sociales, siempre poniendo el corazón en aquellos que más lo necesitan. Nos mueve el amor de Dios y la voluntad de compartirlo, extendiendo nuestras manos y ofreciendo un hogar espiritual a los más desfavorecidos y a todos los que buscan un refugio de amor y esperanza.

Tejemos en cada persona un pequeño vínculo con Dios y su Iglesia

Tejer

Trabajamos con cuidado para unir a las personas con la fe, creando conexiones que son a la vez fuertes y delicadas. El tejer lleva tiempo y paciencia.

En cada persona

Cada persona importa. Nos acercamos a cada individuo como único, como un reflejo del propio Dios, buscando entender y atender sus necesidades materiales y aspiraciones espirituales particulares.

Un pequeño vínculo

No verás gestos grandiosos o complejos, sino relaciones sencillas y personales. La pequeñez es una fuerza, no una debilidad. Y es que los grandes cambios la mayor parte de las veces surgen de acciones pequeñas y sinceras. La pequeñez habla también de lo que es más cercano o próximo, lo que te rodea.

Con Dios y su Iglésia

La relación con Dios se vive y se expresa a través de la vida en la Iglesia -especialmente en la Iglesia local-, y la participación en la Iglesia enriquece y profundiza la conexión con Dios y las relaciones personales hondas.

Respondiendo con caridad a las necesidades de los últimos, en cualquier momento y lugar

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Responder

Con una actitud proactiva y compasiva. Nuestro compromiso es estar presente y actuar donde se necesita. No esperamos a ser llamados; estamos atentos y listos para responder a quien llega a nuestra puerta.

Con caridad

La caridad es el corazón de nuestra misión. Va más allá de la mera ayuda material o la compasión emocional. La caridad es un amor activo y sacrificado que con el que buscamos el bienestar de los demás, no por obligación, sino por un profundo sentido de amor y responsabilidad.

A las necesidades de los últimos

Los olvidados, marginados, los más pequeños e insignificantes y «últimos» a los ojos de todos, son los primeros a los ojos de Dios. Son todos aquellos que viven en cualquier periferia de nuestro mundo, ya sea geográfica, económica, social, sanitaria o espiritual. Estamos con ellos, entendemos sus necesidades y respondemos. Construimos comunidades donde cada persona es valorada y apoyada, creando un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida.

En cualquier momento y lugar

Nuestro compromiso es universal e inmediato. No están limitados por la geografía o el tiempo. Estamos dispuestos a actuar donde y cuando seamos necesarios  Confiamos en el buen hacer de Dios y por eso actuamos con valentía y amor, sin restricciones.