Espiritualidad

«Cuántas veces he sentido a Jesucristo junto a mí, cuántas veces le he descubierto, a Jesús, en los más despreciados, en los más infelices»
Don Orione

Con los descartados

Vivimos para seguir un sueño bonito que empezó Don Orione. Creemos que Dios cuida de nosotros y nos pide que cuidemos de los demás, especialmente de los que son olvidados o están solos. Nos gusta encontrar a Jesús en las personas que menos tienen y en los lugares donde nadie más quiere ir. Nos alejamos de la comodidad para compartir y ayudar con todo lo que podemos, como una gran familia que ama las cosas simples. Con María, que también cuida de nosotros, queremos dar amor a todas las vidas, mirando siempre a los que necesitan una mano amiga.

Desde nuestros principios

Somos una pequeña obra

Mediante gestos cotidianos que, aunque pequeños, desatan grandes cambios. Vivimos la misión con agilidad y humildad, reflejando la sencillez de Cristo, adaptándonos para servir y amar sin fronteras.

Seguimos el sueño de Don Orione

Ser orionista es vivir el legado de Don Orione, cuya pasión por los marginados y su profunda fe en la vida animan nuestra misión de acercar la Iglesia a los olvidados, haciendo de la caridad el eje de nuestra espiritualidad activa y cotidiana.

Con la mirada puesta en Cristo

Buscamos encarnar a Cristo en cada acción y relación. Un compromiso continuo que transforma la caridad en un camino de vida, viendo y sirviendo a Cristo en cada persona, especialmente en los más necesitados.

Y espíritu de familia

Toda la familia de la Divina Providencia, junto con nuestros bienhechores, vivimos con un espíritu de hospitalidad y hermandad, reflejando el amor y el servicio de la Sagrada Familia de Nazaret en cada rincón de nuestro hogar global. Queremos que con nosotros, te sientas en casa. 

Estamos, sencillamente, con los últimos

La sencillez se convierte en acción al abrir nuestros brazos a quienes están marginados o excluidos, viendo la dignidad y el valor en cada persona y estando presentes en los lugares más olvidados, como muestra de nuestro compromiso con los más vulnerables.

En manos de María, nuestra madre

En María encontramos la inspiración para nuestro servicio orionista, tratando a los necesitados con el amor y cuidado que ella mostró, y en nuestra familia espiritual, todos somos hijos suyos.

Amando la vida, todas las vidas

Amamos cada vida como un tesoro sagrado, desde su comienzo hasta su fin, cuidándola con respeto y amor, porque en cada persona vemos la grandeza de Dios. Este amor se manifiesta en cada acto de cuidado, en cada palabra de aliento y en cada gesto de alegría que compartimos.

"Como dí, dad" frente a "comodidad"

Con generosidad total, como Dios da, con amor y sin reservas. Cada vida la vivimos como una ofrenda, poniendo todo lo que somos al servicio de los demás, esforzándonos por un servicio que toque cada aspecto de la persona con excelencia y compasión, y en comunidad.

Vivir y servir con amor de padre

Vivimos por un lema simple y profundo: «Hacer el bien siempre, a todos, y el mal nunca a nadie». Este lema, más que palabras, es un estilo de vida que nos guía cada día en nuestra misión, la cual se nutre tanto de la gracia de Dios como del amor paterno. Estamos comprometidos a crear relaciones profundas y humanas, donde cada persona se sienta amada y valorada como parte de nuestra familia.

En nuestro servicio, la generosidad y la humildad son esenciales. No damos lo que nos sobra, sino todo lo que tenemos y somos, y tratamos a cada persona con paciencia y comprensión, recordando que todos llevamos nuestras propias luchas. Al trabajar juntos, construimos comunidades que son verdaderas familias, no solo lugares de trabajo, y así, caminamos hacia la humanización, compartiendo alegría y aligerando las cargas de los demás.